Las claves de su forma física, su nueva mansión de ensueño y la ‘modern family’ que ha formado con Ben Affleck
nce upon a time…, en Castle Hill, un barrio de El Bronx, una niña soñaba con ser estrella de Hollywood. Sus padres, David López y Guadalupe Rodríguez —vigilante de seguridad de noche y maestra en una guardería— trataban de quitarle la idea de la cabeza: “Los latinos no tienen cabida en Hollywood”. Sin embargo, ella, soñadora empedernida, trabajadora y con talento, tuvo la determinación de salir de El Bronx y ser una estrella.

Hoy en día, cuando acaba de cumplir cincuenta y tres espectaculares años, cualquier cifra que se revele en torno a Jennifer López es estratosférica: un patrimonio neto aproximado de cuatrocientos millones de dólares (el de Ben Affleck es algo más “modesto”, ciento cincuenta millones de dólares); un caché de más de ochocientos mil dólares por actuación, aunque muchos apuntan al millón; más de doscientos millones de seguidores en redes sociales; setenta y cinco millones de discos vendidos en todo el mundo; primera actriz hispana en ganar un millón de dólares por una película, Selena, y un largo etcétera de abrumadoras cifras a la que se puede añadir su éxito como empresaria al frente de su firma, JLO Beauty, que acaba de sacar la línea JLO BODY.